lunes, 29 de octubre de 2012

Piénsalo;, un instante, un pequeño momento fugaz y apenas perceptible. Una ínfima parte de tiempo en nuestra historia, tan insignificante… El Big Bang, la creación, una eclosión de materia que permitió que todo existiese, una millonésima parte de la posibilidad que algo suceda hizo posible la vida. Si echas la vista atrás, dime, qué recuerdas, qué materia compone tus recuerdos, ¿tus neuronas, tu materia gris, tus hormonas…? A veces me paro a pensar en la complejidad de nuestra existencia, en lo difícil que es valorar el hecho de estar aquí y en lo efímero de nuestras vidas. Aún así me paro a pensar qué es lo que nos mueve, lo que nos impulsa adelante y seguir. Por desgracia creo que la nuestra es una época de instantes, de vida rápida, nada de fuego lento, lo que cuenta es el “aquí y ahora”. O te adaptas, o estás muerto. La gente ya no se para a tomarse su tiempo, ya no le dedica tiempo a nada, nada que no sea estrictamente necesario para seguir adelante…sin embargo todos deseamos cosas para las que es necesario invertir tiempo: una casa, una familia, un amigo, un amor… piénsalo, en el fondo es necesario invertir tiempo… Pero son esos instantes, los apenas perceptibles, los que no se dejan agarrar, aquellos que marcan la diferencia, los que atesoramos como irrepetibles: un abrazo, una caricia, una mirada, unas palabras, una despedida, una sonrisa, un susurro…son solo instantes, instantes a los que nos empeñamos en perseguir toda una vida. Momentos que en nuestra existencia captan la esencia de lo que sentimos, de lo que somos, de lo que más tarde desearemos ser, o tener. Tal vez esos instantes sean los que componen el material de nuestros sueños, tal vez en el fondo solo seamos polvo de estrellas…