miércoles, 19 de septiembre de 2012

Tiempo libre...

¿Cuántas veces se tropieza antes de caer?¿Cuántas veces se cae después de levantarse?¿Cuánto tiempo perdemos en buscar un plan mejor? Si algo me ha enseñado la vida es que tener el tiempo libre acaba agotándome más que pasarme el día haciendo cosas. Esta pequeña cabecita se pasa las horas de desidia buscando y rebuscando, retorciendo y tergiversando la realidad a su antojo. Lo que empieza por un paso de todo y yo a disfrutar acaba siendo una de las peores torturas. No he nacido para ignorar, no sirvo para sentarme frente al televisor y escuchar historias. Nunca he podido ver la tele más de dos horas seguidas, mi cabeza necesita pensar. Es en éste punto en el que pienso en tanta gente que está en el paro como yo. He decidido emigrar en busca de una nueva vida, pese a mi lexión de espalda, pese a dejar atrás amigos y personas especiales para mí. La realidad social en la que nos estamos sumergiendo se está llevando consigo miles de familias por delante, miles de horas frente a un televisor, relaciones, sueños, personas que terminan con su vida...No somos conscientes de la magnitud de esto, pero dentro de unos años los libros de Historia hablarán sobre nosotros y sobre la pasividad que estamos teniendo. No puedo seguir así, viendo como mi país se cae en manos de egoístas que solo miran en una dirección: a sí mismos. Éste país necesita una revolución, pero una bien distinta, una que nazca desde la indignación, pero que se base en la reflexión, en el buen hacer, en no ignorar al vecino, en la no violencia, pero sobretodo una que busque un buen lugar para todos y en especial para quienes están por venir y no tienen la culpa de nada de lo que está ocurriendo.